Y Jesús salió del templo,

 y mientras caminaba Sus alumnos se acercaron para mostrarle la arquitectura.

“¿Ven todas estas cosas?” contestó

“Confíen cuando les digo que ni una piedra

quedará sobre otra piedra que no sea demolida”.

Y llegó a sentarse al Monte de los Olivos,

y sus alumnos se le acercaron en privado.

“Dinos…” le pidieron “… ¿cuándo será esto?

¿Cuál será la señal de tu venida y del fin de esta era?”

Jesús les contestó:

“Presten atención para que nadie los engañe.

Porque muchos vendrán en mi nombre,

diciendo “yo soy el Cristo”, y engañarán a muchos.

Sufrirán y escucharán guerras, y rumores de guerras,

pero tengan cuidado de no alarmarse.

Pues es necesario que ocurra, pero telón aún no se cerrará.

Tribus se levantarán contra tribus, y reinos contra reinos.

Habrá hambrunas y terremotos en la tierra.

Todo esto es el inicio de la agonía.

Entonces los entregarán para ser perseguidos y asesinados

y serán odiados por todas las tribus debido a mi nombre.

En ese momento, muchos desertarán, y traicionarán,

y se odiarán los unos a los otros,

y muchos impostores surgirán para engañar a muchos.

Debido al aumento de la maldad,

el amor de muchos se enfriará.

Pero el que se mantenga fuerte hasta el final será rescatado.

Y esta buena noticia del reino será proclamada en toda la tierra

como evidencia a todas las tribus, y luego el final vendrá.

Así que cuando vean de pie en el lugar santo “la asquerosidad destructora”

descrita por el profeta Daniel (el que conoce, que entienda),

entonces los que estén en Judea escapen a las montañas.

Quienes estén en los techos bajen a tomar lo que haya en sus casas,

y que nadie que esté en el campo regrese por su ropa

¡Qué terribles serán esos días para las embarazadas y para las que amamantan!

Supliquen para que su escape no ocurra en el invierno o en el día de descanso.

Porque en ese momento habrá una gran aflicción,

como nunca ha sido vista desde el inicio del cosmos hasta entonces

y que nunca más será vista.

Si esos días no fueran acortados, nadie sería salvado.

Pero por los elegidos, esos días serán acortados.

Entonces si alguien les dice: “¡Mira! ¡Aquí está el Cristo! O ¡Allá!” No confíen.

Pues falsos cristos y profetas impostores aparecerán

y llevarán a cabo grandes señales y maravillas

que engañarán incluso a los elegidos, si esto fuese posible.

¡Miren! Les digo de antemano.

Así que, si les dicen a ustedes, “Allá está en el desierto”, no salgan,

“Acá está en las habitaciones secretas”, no confíen.

Pues justo como le relámpago que surge en el oriente y su brillo llega hasta el poniente,

así será la venida del Hijo de Adán.

Dondequiera que se encuentre un cadáver,

ahí es donde se juntarán las aves.

Inmediatamente después de la aflicción de aquellos días,

“El sol se oscurecerá, y la luna no dará su brillo,

las estrellas caerán del cielo y las fuerzas de los cielos serán agitadas”

Entonces la señal del Hijo de Adán aparecerá en los cielos,

entonces todas las familias de la tierra llorarán.

Verán al Hijo de Adán viniendo desde las nubes del cielo con poder y gran gloria.

Y enviará a Sus ángeles con un gran sonido de trompeta,

y juntará a Sus elegidos desde los cuatro vientos,

desde un extremo de los cielos hasta el otro extremo.

Ahora aprendan de la parábola de la higuera:

Cuando el largo de sus ramas se vuelve suave y las hojas brotan,

sabes que el verano está cerca.

Así que también, cuando vean todas estas cosas,

ya saben que Él está cerca, junto a la entrada.

Verdaderamente les digo que esta generación no acabará

hasta que todas estas hayan pasado.

Los cielos y la tierra perecerán,

pero Mis palabras nunca perecerán.

Nadie conoce acerca del día y hora, ni siquiera los ángeles del cielo,

ni el Hijo, sino sólo el Padre.

Justo como en los días de Noé,

así será en la venida del Hijo de Adán.

Porque en los días antes de la inundación,

estaban comiendo y bebiendo y se casaban,

hasta el día en que Noé entró al arca.

Y eran sabiondos hasta que la inundación llegó y los borró a todos.

Así será la venida del Hijo de Adán.

Dos estarán en el campo, uno será tomado y el otro dejado.

Dos estarán moliendo en el molino, una será tomada y otra dejada.

Mateo 24:1-41

Él Es Jesucristo de los Ejércitos.

A todos los seres humanos, nos fue regalado del nombre de Jesucristo.

Los seres humanos constantemente pretenden construir su propio reino de los cielos aquí en la tierra, para lo cual construyen sus propios ídolos, y mezclan todo tipo de nociones espirituales, para volver a instaurar el panteísmo de las creencias sumerias en la modernidad, una deidad impersonal donde todos somos dioses, que es la base de la religión de Caín que proliferaba antes de la época de la Gran Inundación, y de expresiones aberrantes como los regímenes totalitarios y fascistas.

Es importante notar que los hijos de Abraham, tanto judíos como extranjeros, esperamos el día en el que toda rodilla se doble ante la autoridad dada al Hijo del Hombre que vio el profeta Daniel, y que todo el cosmos invoque el nombre de יְהוָ֛ה. para servirlo voluntariamente como el rey sobre toda la tierra.

Cuando tanto cristianos como judíos por todo el mundo, sin importar el lenguaje, las edades o los credos, decimos “Alelu-Jah” estamos declarando alabanzas y gloria, salvación, poder y honra  a “Yah”, el único Señor.

“Después de esto escuché

como un gran rugido

de una gran multitud en el cielo gritando:

“¡Alelu YAH!

¡La Salvación y gloria y fuerza pertenecen a nuestro Dios!”

Al nacer el Señor Jesús, el ángel del Señor les anunció la buena noticia y el plan secreto que Él tenía preparado para todas las personas, a unos pastores en campos cercanos:

“Hoy en la Ciudad de David, les ha nacido a ustedes

¡Él Es el Cristo (Messiah) Señor (Adonai) y Salvador (SHUA)!”

Ocho días después, cuando el bebé fue circuncidado, recibió el nombre de YAH-SHUA, (YAH, el “Yo Soy” de los cielos, el Salvador de los humanos de la tierra), un nombre que el ángel le puso antes de que fuese concebido.

Simeón tomó al nene en sus brazos y proclamó que podría morir en paz porque había visto la Salvación del Señor.

Juan relata que estaba frente al templo, cuando Jesús les dijo a los fariseos:

“De verdad, ciertamente, les digo”

Jesús declaró

“antes de que Abraham naciera, ¡Yo Soy!”

Esto es, que Yah-Shua se puede traducir como “Yo Soy Salvación”.

Pablo en su carta a Filipenses nos dice:

Por tanto, Dios lo hiper-exaltó y lo favoreció a Él

con el nombre sobre todos los nombres,

que ante el nombre de YAH-SHUA

toda rodilla se doble, en los cielos y en la tierra y debajo de la tierra,

y todo idioma confiese

que JESUCRISTO ES SEÑOR,

para la gloria de Dios Padre.

Para tener parte en el libro de la vida del Cordero, y convertirnos en la esposa de Cristo, y ser llamados hijos de Dios, debemos tomar el nombre de Jesús como cuando una esposa toma el apellido de su esposo en el matrimonio, como lo señaló Pedro en el libro de Hechos de los Apóstoles:

Pedro contestó: “Reconsideren y sean sumergidos

cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo

para el perdón de sus pecados,

y recibirán el regalo del Espíritu Santo”

Él Es Jesucristo, el Hijo de Adán que vio Daniel y Juan.

Él Es Aquel que volverá con gran poder y gloria, acompañado por el Ejército de ángeles del cielo, y reunirá al Ejército de humanos justificado por el poder de Su preciosa sangre.

Y todo ojo le verá volviendo en poder y majestad para dar cumplimiento a esta realidad, y quien no haya confiado en Él se lamentará.

Para que nos alegremos y nos llenemos de aliento, Pablo nos compartió lo que le fue revelado en la primera carta a los Tesalonicenses:

“Hermanos, deseamos que conozcan acerca de aquellos que duermen,

para que no sufran como el resto que vive sin esperanzas.

Puesto que confiamos que Jesús murió y se levantó,

así Dios traerá junto con Él a aquellos que han sido dormidos en Jesús.

Por la palabra del Señor, les decimos a ustedes que nosotros,

los que vivimos, que quedaremos hasta la venida del Señor,

 no seremos antes de los que hayan dormido.

Pues el Señor Mismo descenderá de los cielos con un fuerte comando,

con voz de arcángel, y con trompeta de Dios,

 y los muertos en Cristo se levantarán primero,

luego nosotros que estamos vivos y que hayamos quedado,

seremos arrebatados con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire,

y así seremos siempre con el Señor”

Ahora bien, sé de creyentes que dedican años enteros y demasiada energía a discutir el orden cronológico del fin de los tiempos, y demasiada atención y energía para determinar quién tiene la mejor interpretación de las señales de los tiempos.

Dedican tiempo en discutir vacíamente que es justo en este año o durante su propia vida, como si ellos fuesen el centro del plan del Señor, tratando de encontrar coincidencias con la actualidad de las señales que Él nos reveló de cuando el Señor vendrá, y esperan que, en cualquier instante, como un relámpago se detenga el sufrimiento, el dolor, la injusticia o la escasez por la que atraviesan actualmente sus vidas.

Su conclusión general es: “Como el Señor vendrá pronto, y como lo único que importa es Él, entonces no vale la pena esforzarnos en esta vida.”

Además, en estos días hay incrédulos que con cinismo se burlan de su propia interpretación de las epístolas de Pablo, pensando que lo que él escribía era para consolar a una Iglesia que aún no había sufrido la destrucción de la Jerusalén terrenal, ni la destrucción del segundo templo hace menos de dos mil años, ni la inmensa cantidad de eventos por los que ha pasado la Iglesia desde su fundación.

Al respecto, Pedro tiene unas palabras excelentes en su segunda carta:

“Amados amigos, algo que no deben olvidar es que,

en presencia del Señor, un día es como mil años, y mil años como un día.

El Señor no es lento a Su promesa como algunos entienden como lentitud,

sino que es paciente con ustedes, no deseando que alguno sea destruido,

sino que todos admitan que deben cambiar de opinión.

Porque el día del Señor vendrá como un ladrón.

Los cielos desaparecerán con un rugido,

los elementos quedarán disueltos como en el fuego,

y la tierra y sus obras ya no estarán más.

Si todo quedará disuelto de esta forma,

¿cómo deberían ser ustedes?

Condúzcanse en santidad y bondad,

a medida que esperan la venida del día de Dios,

cuando los cielos quedarán disueltos por el fuego

y los elementos quedarán disueltos por el calor.

Pero unidos a Su promesa,

nosotros esperamos nuevos cielos y nueva tierra,

donde la justicia habita.

Por tanto, amados, como esperan esto,

esfuércense por ser hallados en paz con Él, sin mancha o culpa.”

En lo personal, no puedo hablar de cronologías, pero me suscribo al consejo que el Señor Jesús nos dejó para que demos por concluida cualquier preocupación o ansiedad al respecto.

“¡Así que manténganse despiertos!

Porque ustedes no saben el día en que su Señor vendrá.

Pero entiendan esto:

si el jefe de familia supiera a qué hora de la noche vendrá el ladrón,

se mantendría despierto y no permitiría que su casa fuese asaltada.

Por esto ustedes también deben estar preparados,

porque el Hijo de Adán vendrá en una hora inesperada.

¿Quién es, entonces, el empleado digno de confianza y sabio,

 a quien el dueño ha puesto a cargo de su hogar

para que sirva los alimentos en el tiempo apropiado?

Feliz el empleado cuyo jefe regresa y lo encuentra trabajando así.

De verdad les digo que quedará a cargo de todas sus posesiones.

Pero si el empleado es malvado y dice en su corazón:

“Mi jefe tardará en regresar”

y comienza a golpear a sus compañeros

y a comer y a beber con los borrachos,

el jefe de ese empleado vendrá en un día inesperado

y en la hora que no está esperando.

Entonces lo azotará severamente

y lo pondrá en un lugar junto con los hipócritas

en donde están las lamentaciones y el crujir de los dientes.”

Sí deberíamos prestar atención a la profecía que fue revelada a Juan y a Daniel. Sin embargo, mi conclusión personal es que no deberíamos desperdiciar demasiado tiempo discutiendo, tratando de descifrar o para ponernos ansiosos acerca de eventos que están fuera de nuestras manos.

En otras palabras, te recomiendo que dejes el estudio de los detalles del fin de los tiempos a los eruditos. Los más misericordiosos nos explicarán los detalles con amor. Mi recomendación es que te prepares día a día, con excelencia en la mayordomía en los talentos que el Señor puso en tu vida para construir Su reino, obedeciendo a las instrucciones que te de Su Espíritu Santo.

Mañana Él Es quien puede arrebatarte tu vida en un abrir y cerrar de ojos. Un accidente, un imprevisto, un paro cardiaco, esto puede ocurrir sin darte tiempo de arrepentirte, sin que estés a cuentas con las demás personas, sin que hayas puesto tus asuntos en orden, o sin que hayas cumplido con tus promesas humanas.

Respecto al destino de los malvados y desobedientes, o personalmente no tengo mucho qué decir, excepto que, por experiencia personal, vivir una vida en desobediencia del Rey de Gloria es horrible. Se siente como un infierno en esta vida.

No me alcanzo a imaginar que una vida de egoísmo sin Su maravillosa presencia fuese deseable para cualquier criatura, y que hasta la destrucción definitiva de mi vida me parecería por demás un destino muy triste y devastador que no le deseo a nadie.

En lo personal, creo que alejarte de Él es la decisión más estúpida e ilógica que un ser humano, puede decidir, pues no es el propósito de la vida de ningún ser humano el de terminar en el lago de fuego que arde eternamente. Por amor de tu vida, no lo hagas.

Mejor escoge quedar inscrito en el libro de la vida del Cordero, para que seas invitado a la cena de las bodas del Cordero.

Sabemos que Él es amoroso y paciente. Para mí la pregunta no tiene qué ver con cuántos años más pasarán, sino a cuántos seres humanos distintos Él ha escogido para que le acompañemos en la Jerusalén celestial.

De ahí su paciencia inmensa y su compasión inagotable. ¿Quiere que en las bodas del Cordero su fiesta seamos invitados 500 mil millones de seres humanos o quizás 500 millones de millones de seres humanos? Esto sólo Él lo sabe.

Al final de los tiempos, sabemos que Él nos dará una piedrecita blanca con un nombre que sólo Él conoce y sólo tú conocerás. También sabemos que te dará una corona en aquel día.

Esto significa que Él Es quien conoce la razón de nuestra existencia. Él nos creó únicos, no existe ninguna persona idéntica a ti o a mí.

Nos dio una inteligencia específica en un momento y lugar específicos del cosmos, y nos pone a nuestro cargo ciertas tareas que es mejor prestar atención para llevarlas a cabo con cabalidad y lo mejor de nuestras fuerzas.

Él vendrá, como ladrón de noche con todo Su Ejército, ya sea por todos los que estamos vivos hoy, por los que nos toque dormir, o por los que en su momento estemos dormidos. Pero ten por seguro que Él siempre cumple sus promesas.

Esperemos que nos encuentre trabajando adecuadamente en expandir su reino con los talentos que puso a nuestra disposición.

Comentario de este capítulo: